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¿Automedicarse es cuidarse?

¿Quién no ha acudido alguna vez a la farmacia, sin receta, a comprar un medicamento recomendado por un familiar o amigo? ¿Cuántas veces nos hemos convertido en médicos de café para "diagnosticar" y "medicar" a algún pariente?

El autocuidado, es decir, el propio tratamiento de los signos y síntomas de enfermedad que las personas padecen, ha sido la forma más utilizada para el mantenimiento de la salud.

Hoy en día, en que afortunadamente vivimos en una sociedad con una atención sanitaria desarrollada, con medicamentos y técnicas quirúrgicas eficaces, necesitamos comprender que el autocuidado sigue siendo necesario, tanto para el manejo de enfermedades agudas no graves, pero muy frecuentes, como para la prevención (en forma de hábitos de vida saludables) de las enfermedades que son la causa principal de enfermedad y muerte.

La autoprescripción es muy diferente a la automedicación responsable y consiste de tomar medicamentos por recomendación de otras personas y sin receta. Hay que tener en cuenta que las consecuencias de la autoprescripción pueden ser importantes: enmascaramiento de la enfermedad, aparición de efectos adversos, prolongación o agravamiento de la enfermedad, propensión o resistencia a los medicamentos empleados, facilitar el contagio y fomento de la drogodependencia.
La autoprescripción esconde a menudo la dependencia psíquica o física a determinados medicamentos utilizados para producir cambios en el estado de ánimo.

Mitos sobre la automedicación

Tomar antibióticos cuando estamos resfriados nos permite recuperarnos más rápido.
Falso. Es importante recordar que los antibióticos son recetados por el médico sólo en caso de que exista una enfermedad bacteriana. No tienen ningún efecto positivo cuando la enfermedad es de origen viral, como el resfrío común o algunas gripes.
Los doctores advierten a las personas que toman antibióticos cuando están resfriadas que no se van a mejorar más rápido. En cambio, están matando su flora bacteriana normal, con lo que su organismo queda desprotegido.

Muchos medicamentos están contraindicados en enfermedades crónicas.
Verdadero. Existen fármacos con efectos negativos en pacientes que padecen enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, asma, úlcera, gastritis, etc. Por eso es necesario consultar al especialista antes de consumir alguna medicación para otras dolencias. Además, antes de tomar un medicamento, se recomienda leer atentamente la etiqueta y asegurarse de que es el indicado así como también verificar la fecha de vencimiento.

Medicamentos que merecen especial atención

Los antibióticos. Se espera de ellos la curación definitiva de los proceso infecciosos, del tipo que sean. Son los que más expectativas han generado en los últimos años. El 88% de la población toma antibióticos al menos una vez al año, y un 25%-30% de los envases vendidos son pura autoprescripción, es decir, sin control médico. Pero lo peor es que, en la mayoría de las ocasiones, no están indicados ni se toman en las dosis adecuadas ni con la duración necesaria. El resultado es que además de otros efectos indeseables, Argentina es uno de los países con mayores tasas de resistencia bacteriana. Los gérmenes se vuelven resistentes a los antibióticos.

Los analgésicos. Los datos sobre su consumo refieren un empleo masivo de analgésicos en todos los grupos de edad. El uso habitual de analgésicos puede afectar, por ejemplo, los riñones. Si se abusa de la aspirina, los problemas son las hemorragias digestivas, las reacciones alérgicas y otras enfermedades, más frecuentes de lo que se cree.

Los antiinflamatorios, asociados o no a analgésicos, afecta fundamentalmente a las personas de más edad, que sufren más procesos inflamatorios crónicos y degenerativos. La gastritis y las hemorragias digestivas, además de otros efectos adversos, son los riesgos más habituales.

Tengamos en cuenta que según un estudio de la Universidad Nacional de La Plata, el porcentaje de automedicados "ha crecido en forma alarmante. Los medicamentos más usados por la gente para automedicarse son las aspirinas, le siguen los antibióticos, los antinflamatorios y los tranquilizantes.

La automedicación es una realidad que debe asumirse. La información y la educación sanitaria pueden ayudar a que se haga de forma responsable y positiva. Y a que se consiga erradicar la automedicación indeseable y peligrosa.


Ministerio de Salud de la Nación